Oscar Iván Ramos Menchaca
En lo que respecta a la dialéctica de
Hegel, esta parte de la del texto comienza diciendo que: los modos de la certeza que preceden lo verdadero es para la
conciencia algo distinto a ella
misma. Una certeza que es igual a su verdad, pues la certeza es ella misma su
objeto y la conciencia es ella misma lo verdadero. Por lo tanto nos
lleva a que el en sí es la conciencia; pero es también aquello para lo que lo otro
(el en sí).
Esto
anterior nos habla de dos cosas, primeramente el en sí y después no dice lo que se podría entender como el para sí, y ambos elementos nos pueden conducir a la interpretación de
lo que consiste la autoconciencia de la cual Hegel expresa dialécticamente. El “en sí” parece ser una utopía o
algo difícil de alcanzar, puesto que se habla de que la autoconciencia es
infinita.
Hegel
no sólo se limita a establecer una sola autoconciencia sino que son
diversas. Para la autoconciencia hay otra autoconciencia cada
autoconciencia necesita
reconocer a la otra, una es
dependiente de una autoconciencia más, así sucesivamente y entonces se
necesitan diversas. La autoconciencia primero percibe un
objeto, y luego se percibe percibiendo este objeto, siendo consciente,
autoconsciente de ella misma. Y de ese modo se habla de una igualdad.
La
auto conciencia es la reflexión, que desde el ser del mundo sensible percibido
es esencialmente el retorno desde
el ser otro.
La
autoconciencia es como conciencia y para ella se mantiene toda la extensión de
un mundo sensible.
La
determinación de la vida, tal como se deriva del concepto o del resultado universal basta para caracterizar la vida, sin necesidad de seguir desarrollando su
naturaleza.
Aquella
unidad inmediata o expresada como un ser, es la unidad universal. Es el genero
simple que en el movimiento de la vida misma no existe para si como esto
simple, la vida es como esta
unidad o como género. El yo sólo
es este género o lo simple universal, es la esencia negativa de los momentos
independientes que se han configurado.
En
la vida que es el objeto de la apetencia, la negación o bien es n otro, a saber
en la apetencia, o es como determinabilidad frente a otra figura indiferente, o
como su naturaleza inorgánica universal.
Solamente
es existen tres momentos en los que se han cumplido el concepto de la
autoconciencia.
Es
una autoconciencia para una autoconciencia. Pues solamente así deviene para
ella la unidad de sí misma en su ser otro.
EL
yo es el nosotros y el nosotros es el yo. La conciencia sólo tiene en la autoconciencia, como
el concepto de espíritu el punto mas viraje para marchar hacia el día
espiritual.
En
el momento en el que se menciona el señor
es la conciencia que es para sí, pero este concepto no se limita a eso sino que una
conciencia que es para sí, necesita otra conciencia. El señor se relaciona al siervo de un modo inmediato, a través del ser
independiente, esta relación
que se mantiene entre el señor y el siervo muestra una dependencia y que
anteriormente se había comentado.
Es decir sin independencia no
existe dependencia, y por lo tanto la esencia del siervo es el señor.
El
señor es potencia para el siervo porque la autoconciencia del ciervo se ve
angustiada por no tener control sobre su propio destino y es el único que puede
tener contacto con el objeto puede piensa superarse trabajando.
El siervo ve al señor como algo negativo, pero esa negatividad es transmitida
por el señor que posteriormente se ve superada por el siervo, pues el señor se relaciona con la cosa de un modo
mediato, por medio del siervo. En consecuencia, el siervo se relaciona con la
cosa, quien hace el trabajo es el siervo no el señor por lo tanto el siervo
busca aquella transcendencia a través de la independencia pero se necesita
aquella conciencia. No obstante, el
señor, al intercalar al siervo entre la cosa y él, ha propiciado una dependencia
hacia la cosa y sólo gozarla puramente; así pues, restringe el lado de la
independencia de la cosa al siervo, quien la transforma.
El señor deviene el reconocimiento de la otra conciencia pero no llega a
la negación absoluta del papel que éste desempeña. El siervo es un acto del
señor y también el señor hace contra
el otro lo hace también contra sí mismo y lo que el siervo hace contra sí lo
haga también contra el otro. Hablando en un sentido más literal podría
decirse que el siervo es un objeto moldeable para el señor y que éste hace con
el siervo lo que se le venga en gana, para o en contra de sus intereses. Es por
esa razón que el siervo no puede estar consiente si el señor no se lo permite
porque la verdad de la conciencia
independiente es, por lo tanto, la conciencia servil.
El miedo que tiene el siervo al señor es un parte aguas para que se
inicie la sabiduría y por ello la
conciencia es en esto para ella misma y no el ser para sí. Pero a través del
trabajo, llega a sí misma.
La lucha constate entre las conciencias de las que Hegel nos habla, es un
reflejo de una sociedad en donde proletariado adquiere mayor importancia.
la autoconciencia necesita a otra para crear una pero no necesariamente es el yo personal o interno es mas el publico que privado puesto que ese yo ue se habla es el imaginario. el yo es mas el otro que se encuentra en los demas
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