Joel Benitez Benitez
Lo que entendí de la genealogía de la moral fue que
en realidad no nos conocemos muy a fondo. Es como si estuviéramos conviviendo
con un completo desconocido y no sabemos lo que queremos. Se supone que los
humanos nos preocupemos por conseguir algo que se encuentra en nuestro
conocimiento, pero en realidad no le ponemos el corazón suficiente a ello para
conseguirlo y si para otras cosas sin mayor importancia. Somos incomprensibles:
a diario deseamos muchas cosas, e incluso decimos que es lo que más deseamos en
el mundo y que nos moriremos si no lo tenemos, y cuando ya lo tenemos mostramos
una actitud de indiferencia, pensando que no es lo mismo que cuando no lo
teníamos.
Carecemos del alma suficiente para centrarnos en cosas que si
son de verdad importantes, y lo malo es que ni siquiera nos damos cuenta de que
esas cosas que son tan simples de conseguir están ahí. Podemos oír de esas
simples cosas pero no sabemos escuchar de ellas, las vemos a simple vista pero
no muy a fondo o a veces estamos sordos y ciegos a ellas. Lo más triste de esto
es que esas cosas suelen formar parte de nuestra vida, como nuestras vivencias.
Todo el tiempo las vivimos, pero no sabemos apreciarlas ni aprender de ellas, y
en ese momento es cuando nos desconocemos.
Otra de
las cosas que entendí de la lectura es que los pensamientos acerca de la moral
que se muestran aquí es que se expresan en la colección de otro libro que se
supone que es para espíritus libres, o sea que es para las personas que no
dependen totalmente de los preceptos impuestos. Lo que se pretende con este
libro es que cambie la manera de ser de las personas y que maduren mentalmente,
teniendo mejores pensamientos, y también que seamos más perfectos, guiándonos
de una raíz común. La verdad creo que está en lo correcto, ya que debemos crear
nuestros valores de manera emparentada.
También se habla de la moral y de que la mayor parte del entorno del
redactor se detiene frente a la pregunta de la creación del bien del mal, un
tema que genera más problemas que soluciones. Realmente es un tema demasiado
extenso, ya que el origen del bien y del mal se remonta a la Antigüedad, como
la creación de los ángeles, de parte del bien, y del Diablo, de parte del mal,
aunque aquí se le llama a Dios el padre del mal por haber creado al Diablo, lo
que hizo que surgieran más incógnitas, pero consiguió que aprendiera a no
buscar el mal detrás del mundo. Yo por mi parte le atribuyo la creación del mal
al hombre, ya que como nosotros somos seres que podemos pensar hacemos lo que
nos conviene, sea bueno o sea malo, aunque hay que reconocer que en la
Antigüedad no se usaba mucho el pensamiento racional y el hombre no sabía
diferir. Yo creo que el apuro del hombre por tachar las cosas de buenas o
malas, que es otro de los problemas que se plantearon, es que lo que trataba
era de ser un ser perfecto y hacerse notar, para lo que se le ocurrió hacer la
división entre bien y mal. De ese modo sabría lo que podría hacer y lo que no
podría hacer para ser perfecto. De la pregunta de si se ha obstaculizado o
fomentado el desarrollo humano gracias a esta duda, yo opino que lo ha
obstaculizado tanto como lo ha fomentado. Obstaculizado porque eso ha impedido
que el hombre se realice a sí mismo como el quiere y se coloque límites, y
fomentado porque ha tomado algunas buenas decisiones, aunque no todas han sido
buenas.
Yo sigo
pensando que fue bueno clasificar los actos, porque si no fuera así todos
harían lo que quisieran y podrían no ser buenas decisiones: hasta podrían
perjudicarnos como a mediados del siglo XX.
Para
todo tiene que haber límites y creo que no es tan importante el origen del bien
y del mal, sino la intención del porqué se crearon: para llevar una buena vida.
La moral es la barrera entre lo correcto y lo prohibido y no hay que
complicarse demasiado en ese tema, sólo hay que seguir de modo correcto.
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