Angélica Yaneth Aldana Salas
Al
principio Marx hace un análisis dialéctico de
la mercancía, pues parte del hecho
que la mercancía individual es la forma elemental de la riqueza social en el
capitalismo. Marx analiza, siguiendo a la economía política clásica, a la mercancía en tanto valor de uso un
bien que satisface ciertas necesidades humanas y en tanto valor de cambio un
bien que puede intercambiarse por otros bienes en una
proporción determinada. Pero para Marx el valor de cambio de una mercancía es
una manifestación de algo más. Lo que permite que una cantidad X de mercancía A equivalga a una cantidad Y de mercancía B es algo que no depende del carácter de
valor de uso de las mercancías ni de los trabajos particulares con las que
fueron producidas. Lo que hace posible la equivalencia es que ambas contienen
la misma cantidad de trabajo humano abstracto materializado en ellas. Marx
denomina como valor de las mercancías al trabajo socialmente necesario para suproducción,
siendo la magnitud del valor determinada por la cantidad de ese trabajo.
En el texto de el capital de Marx resalto un
poco mas el proceso de producción capitalista,dice que antes solo había
estudiado a la población mercantil donde solo había producción de mercancías.
Ahora se enfoca más a la clase burguesa donde se concentra la mayoría del
capital
En la sociedad mercantil de antes se da un carácter dual dice que por un
lado es producción de bienes y por el otro proceso de producción de valor. En la sociedad capitalista el proceso de producción también tiene un
carácter dual, pero distinto al de la sociedad mercantil: por un lado es
proceso de producción de bienes y por el otro es proceso de producción de
capital, de valor que se valoriza a sí mismo. Lo que distingue a la sociedad
capitalista es la organización de la producción en base altrabajo asalariado, esto es, el alquiler de la fuerza de
trabajo.
La fuerza de trabajo, productora de las mercancías, se cambia, se compra y se
vende como otra mercancía cualquiera y obedece a las mismas leyes del mercado,
sin importar que detrás de ellas hay un hombre, con su familia: el proletario. Este proletario es libre, dice Marx parodiando el lema de
la revolución francesa pero Marx hace notar que es en realidad libre en un
doble sentido: libre de medios de existencia y de medios de producción pero
libre de venderle su fuerza de trabajo al capitalista que él elija de entre los
interesados en comprarla. El trabajador asalariado vende su capacidad para
trabajar, pero ésta es una capacidad inseparable de la persona, y no se puede
vender aisladamente; por esto una vez hecho el contrato entre capitalista y
trabajador, éste, su personalidad completa, su cuerpo entero pasa a manos del
otro.
El trabajador vende
su fuerza de trabajo al capitalista. El capitalista pasa a ser dueño de esta
mercancía de la que por tanto dispone o hace uso durante todo el tiempo que le
sea posible cada día, o sea que pone a trabajar al asalariado todo el tiempo
que le sea posible o sea la jornada de trabajo, que dadas ciertas condiciones
de producción, se prolongará como premisa por un tiempo mayor que el tiempo que se
necesita para producir, en las mismas condiciones normales de trabajo, los
medios diarios de existencia y reproducción del obrero. Pero a cambio, el
capitalista paga al asalariado un precio por su fuerza de trabajo como lo hace
por cualquier otra mercancía, es decir, paga un precio equivalente a lo que
costó producirla. Así que el capitalista no paga un precio por el trabajo que
hace el asalariado, porque el precio de las mercancías no está determinado por
el uso que se hace de ellas, sino por lo que costó producirlas, su valor: la
cantidad de trabajo socialmente necesario invertida en producirlas.
Marx explica que en tanto, crece la masa de obreros desocupados, de
manera que las posibilidades de consumo decrecen, mientras por otra parte
aumentan las mercancías en el mercado. Entonces es menester, para que los
parados vuelvan a consumir, ocuparlos en nuevas ramas de la industria, o
desarrollar las que ya existen. Pero para esto son menester nuevos capitales y
los nuevos capitales no se pueden obtener sino con la acumulación, y la
acumulación no se obtiene sino con el aumento de la plusvalía. Para aumentar el
valor relativo de la plusvalía sería menester disminuir el valor de la mano de
obra, bajando el precio de las mercancías consumidas por el trabajador. Para
disminuir el precio de las mercancías es necesario aumentar la productividad,
mejorando la técnica. Y para mejorar la técnica, es menester también acumular,
aumentando la plusvalía, y así sucesivamente.
Al final Marx describe minuciosamente el funcionamiento del mercado, del
cual son esclavos los capitalistas; pero estos, paradisminuir los riesgos de
los caprichos del mercado, se ayudan recíprocamente, fundan las bancas y
adoptan medidas de seguridad. Así los fenómenos caóticos acaban por
regularizarse, y el capitalista consigue vivir más seguro en su propio
edificio. Pero mientras tanto el mecanismo se ha complicado, y el capitalista,
a pesar de seguir obteniendo la plusvalía sólo de su actividad de industrial,
asume nuevas funciones: se conviete en comerciante, mediador, banquero etc. Se
hace ayudar por una muchedumbre de otras personas: éstas ayudan al capital a
conseguir su provecho, y por esto reclaman una parte de él. El provecho, en
adelante, habrá de ser repartido entre todos los lobos de la horda. El modo
cómo haya de ser dividido viene marcado por el propio juego del mecanismo
capitalista.
Ya la economía clásica había notado que los capitales empleados en las
más diferentes empresas dan, en un mismo país y en un mismo tiempo, una
proporción igual de provecho. Marx también explica que los diferentes provechos
se igualan en el momento de la venta de la mercancía, porque el capital no
ingresa el provecho de su producción particular, sino únicamente su parte en el
botín general. Los capitalistas se comportan, en lo que concierne al provecho,
como accionistas de una gran sociedad: no se distinguen unos de otros sino por
el importe relativo de los capitales empleados por cada uno de ellos.
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